Entre las medidas de las políticas evaluadas, la promoción de los biocombustibles de segunda generación es la que tiene mayor potencial para descarbonizar el sector del transporte vial de mercancías, pero requiere una acción de políticas proactiva y medidas adecuadas de mitigación de riesgos.
Otras medidas se centran en los cambios en las operaciones de transporte o en los combustibles alternativos, y también requieren sistemas de regulación y fijación de precios para lograr una adopción significativa. Dado que algunas medidas son alternativas y otras complementarias, se analizan dos vías: Opción A, con biocombustibles de segunda generación y todas las demás opciones excepto el GNC, y opción B, con GNC y todas las demás políticas excepto los biocombustibles. Las reducciones de GEI disminuyen un 21 % en la opción A y un 9,8 % en la opción B, lo que sugiere que los biocombustibles de segunda generación son preferibles al GNC. El cambio al transporte eléctrico de mercancías para las entregas urbanas es la acción más prometedora a corto y mediano plazo, pero para que la electrificación tenga una adopción significativa en el transporte de larga distancia, se debe implementar infraestructura de carga rápida en las autopistas y las principales carreteras, como mínimo, lo que supondrá una inversión cuantiosa.
Todas estas acciones contribuyen a aumentar la eficiencia del sistema de transporte y a reducir los accidentes y la contaminación atmosférica, que tienen importantes costos relacionados con la salud.